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31/5/14

ISABEL OPINA

¡¡Hola a todo el mundo!!
Os voy a resumir mi experiencia con la aplicación del programa Discover.
Lo aplico en las aulas de 5º y 6º de Primaria. Como en 5º doy Ciudadanía, voy más holgada y me lo tomo con más calma. Está guay porque refuerzo muchos aspectos que en sexto sólo toco de pasada o amplío.
He desarrollado todas las sesiones al pie de la letra y he metido cuñitas sobre aspectos de actualidad que me llamaban la atención: noticias sobre botellones o sobre efectos del tabaco... lo que fuese. He tirado mucho de los vídeos colgados en esta página y en el blog de Vanessa (aquí) y de vídeos de Youtube como el del "largo viaje del humo por tus pulmones" y otros sobre los efectos del alcohol en el cuerpo.
Para analizar la publicidad, he utilizado el anuncio del cigarrillo electrónico, el de Mahou, Carlberg, Heineken... nos han dado mucho juego.

La valoración del programa... pues qué queréis que os diga. Creo que quedó muy clara en el artículo que podéis ver aquí. ¿O no? Encantada, imprescindible. Debería formar parte del currículo.

Muchas gracias a todos y hasta pronto. Un besote grande.

20/5/14

DROGA KROKODIL

¡¡ATENCIÓN!! CONTENIDO IMPACTANTE CON FOTOS EXPLÍCITAS.

Hoy os vamos a hablar sobre una droga poco conocida: la desomorfina, conocida como krokodil. Sin palabras.

¿Qué es? CLICK



14/5/14

SEGURIDAD EN INTERNET

¡¡Buenas!! ¿Qué tal va todo?
Hoy la entrada está relacionada con la seguridad en Internet... ¿Por qué? Porque es otra manera de trabajar habilidades personales y de comunicación.
Os dejamos unos vídeos de "inetsegura". En próximas entradas: más sobre el uso de itnernet, decir NO, pensar las cosas, el proceso de toma de decisiones.......
Esperamos que os sean útiles.


Vídeo útil para trabajar:
  • autoconcepto
  • la amistad
  • proceso de toma de decisiones / impulsividad
  • pedir ayuda a un adulto
  • necesidades / deseos / valores



Vídeos útiles para trabajar:

  • necesidades / deseos / valores
  • la amistad
  • proceso de toma de decisiones inteligentes
  • pedir ayuda a un adulto





13/5/14

TALLER DE DIVERSIDAD

Hola de nuevo!!
Este recurso que os proponemos hoy, está disponible en la Revista Digital del Portal de Educación de la Junta de Castilla y León. Así que, para facilitaros la tarea, os lo desgranamos a continuación.
Para Primaria merece la pena, y es otra manera de trabajar las habilidades personales, el propio conocimiento (última sección), el conocimiento de los demás y el respeto a las diferencias. Sencillo, rápido y ahora, con acceso digital directo jejeje. Son 6 partes y van todas del tirón.


Taller de Diversidad (1) Diversidad física

¡Qué raro es Pielblanca!

Carmen Espinosa Ballestero. Maestra de Educación Primaria. 

- Yo ya sé que soy feo. Lo reconozco. La tutora se quedó helada escuchando a aquel alumno de trece años, capaz, ágil, expresivo, de ojos brillantes y pelo rizado. Negro. Tras una tutoría con su madre (-Te tomaba el pelo, había dicho la madre desconcertaday una atención especial durante meses a su sensibilidad, el niño negro acabó dando muestras de ir queriéndose a sí mismo. - Y ya me ha dicho me madre que soy guapo. -¡Y vaya éxito tienes con las chicas! -Es que se derriten, ¿has visto, profe?
La necesidad desesperada de no ser distinto o distinta a sus iguales es parte de la inmadurez de los niños y niñas. Si, además, perciben cotidianamente los prejuicios discriminatorios de los adultos, asumir las diferencias como naturales empieza a convertirse en inalcanzable.
Taller de Diversidad
Materiales. Seis relatos breves, centrados cada uno en una diferencia (física, intelectual, visual, auditiva y motórica) para trabajar en clase.
Desarrollo.
Primera opción: Los alumnos/as leen el relato individualmente y realizan las actividades de ayuda a la comprensión lectora que se adjuntan, bien por escrito, bien oralmente entre todos/as.
Segunda opciónLa profesora lee dos veces el relato. Tras la escucha, los alumnos/as dibujan cuatro viñetas en un folio resumiendo la historia con dibujos, bocadillos y texto. (Es cómodo pedirles que doblen la hoja dos veces y repasen las marcas con el lápiz)  Después se recogen los trabajos para exponer en clase y se abre un debate sobre la diversidad.
Tercera opción: Los alumnos/as preparan un cuentacuentos colectivo con el relato para leérselo a compañeros de otras clases. Tras la lectura, se forman grupos heterogéneos entre las dos clases y se reparte a cada uno un párrafo del cuento. El grupo realizará la viñeta correspondiente, de forma que, al exponer todas las viñetas en un corcho, se compone la historia. (Es cómodo numerar los párrafos que se les dan y poner el mismo número a la viñeta correspondiente. Los párrafos se pueden cortan directamente de la misma hoja para no hacer más fotocopias.) Ver: Revista Digital – Talleres- “Cómo animar la lectura expresiva en el aula”.
Taller de Diversidad 1 - Diversidad física
¡QUÉ RARO ES PIEL BLANCA!   
Con amor de madre criaba Kala al huerfanito, no sin preocupación por no verle crecer con la misma fuerza y agilidad que los demás pequeños ¡Había tardado casi un año en aprender a andar! ¡Y qué torpe era trepando!
A veces Kala hablaba con las otras madres buscando su consuelo, a pesar de que tampoco ninguna de ellas se explicaba cómo el niño estaba tardando tanto en valerse por sí mismo: ni siquiera sabía buscar alimento por sí solo ¡Y habían pasado doce lunas desde que Kala lo encontrara abandonado!    
Tublat, el compañero de Kala, no entendía tampoco la torpeza del niño:
- ¿Siempre tendremos que cuidarlo y defenderlo? ¿Qué puede él aportar a la tribu? ¡Será una carga para nosotros
- ¡Pues lo llevaremos a cuestas! ¡Qué le vamos a hacer! – Replicaba ella- ¡Pobrecito Piel Blanca!- añadía, pues tal era el nombre que habían puesto al huerfanito.
Sin embargo, a medida que Piel Blanca fue creciendo, algo fue aumentando también su agilidad, hasta que llegó un día en que demostró ser capaz de trepar a los árboles. Además, en el suelo empezó a adoptar algunas posturas que dejaban pasmados a sus hermanos de la tribu. Pero, sobretodo, era su astucia, absolutamente insólita, lo que más despertaba la admiración de los demás.
No obstante, en fuerza y tamaño, seguía estando muy retrasado. Él mismo también se daba cuenta de que era diferente a los otros. Su cuerpecillo, aunque tostado por el cálido aire de la selva, le daba vergüenza, pues carecía por completo de vello, como un reptil. Intentaba poner remedio a la situación cubriéndose con barro de pies a cabeza, pero éste pronto se le secaba, desprendiéndose de inmediato de la piel.
En las Tierras Altas que frecuentaba la tribu había un pequeño lago. Allí fue donde Piel Blanca vio, por primera vez, la imagen de su cara reflejada en las tranquilas aguas.
Era un día bochornoso de la estación seca, en que él y uno de sus hermanos se habían acercado a la orilla a beber. Al inclinarse sobre el agua, juntos pudieron mirarse en ella como en un espejo.
Piel Blanca se sintió invadido por la congoja ¡Qué suerte la de su hermano con aquel pelo tan abundante, aquellos ojos tan negros y aquella boca tan grande!
-¡Tarzan! ¡Tarzaaan! – Gritaba Kala, pues así se decía “Piel Blanca” en la lengua de aquellos monos -¡Vamos a reunirnos con los demás!
La cariñosa chimpancé tendía una mano peluda y poderosa al niño. Luego, mientras caminaba a su lado, fijaba la vista en aquellos extraños pies y, una vez más, pensaba con tristeza que su pequeña cría nunca podría colgarse con ellos de las ramas de los árboles.
Autora: Carmen Espinosa Ballestero. Inspirado en Rice Burroughs, Edgar. “Tarzán de los Monos”, Gustavo Gili, Barcelona. Pag. 41 a 52.

ACTIVIDADES DE AYUDA A LA COMPRENSIÓN LECTORA
  1. Vuelve a leer este relato tú solo o tú sola para entenderlo mejor. ¿Verdad que es un cuento muy triste?  Tarzán era un niño pero se creía que era un chimpancé porque siempre había vivido con chimpancés. Tarzán pensaba que para ser guapo tenía que ser como los demás, o sea, con pelo como los monos, la boca grande, etc. No se aceptaba a sí mismo porque se sentía diferente. Busca en la historia cuándo se dio cuenta Tarzán de que era distinto. Escribe cómo fue. 
  2. Kala, la chimpancé que hacía de su madre también pensaba que su “hijo” era muy raro. A lo mejor es que ella nunca había visto gente y pensaba que Tarzán era un chimpancé. ¿Estás de acuerdo?…….Tublat, el compañero de Kala, sólo se preocupaba por los problemas que Tarzán podría darles, ¿no? Busca en la historia y escribe qué le dice Tublat a Kala sobre Tarzán.
  3. ¿Y Kala que le contesta?
  4. Ahora puedes inventar una historia que trate de que Tarzán un día se acerca a un poblado y conoce a unos niños y niñas.
  5. Ahora cierra los ojos y piensa en alguien que creas que se siente mal por ser diferente a los demás. ¿Ya? Escribe quien es y qué le pasa.


Taller de Diversidad (2) Discapacidad visual

La niña ciega y el elefante

Carmen Espinosa Ballestero. Maestra de Educación Primaria. 

La necesidad desesperada de no ser distinto o distinta a sus iguales es parte de la inmadurez de los niños y niñas.  Si, además, perciben cotidianamente los prejuicios discriminatorios de los adultos, asumir las diferencias como naturales empieza a convertirse en inalcanzable.
Ofrecemos este Taller de Diversidad con dos objetivos: trabajar la comprensión lectora y educar en la igualdad.
Materiales: Seis relatos breves, centrados cada uno en una diferencia (física, intelectual, visual, auditiva y motriz) para trabajar en clase.
Desarrollo:
Primera posibilidad:Los alumnos/as leen el relato individualmente y realizan un cuestionario de comprensión lectora que previamente se prepare.
Segunda posibilidad:La profesora lee dos veces el relato. Tras la escucha, los alumnos/as dibujan cuatro viñetas en un folio resumiendo la historia con dibujos, bocadillos y texto. (Es cómodo pedirles que doblen la hoja dos veces y repasen las marcas con el lápiz)  Después se recogen los trabajos para exponer en clase y se abre un debate sobre la diversidad.
Tercera posibilidad:Los alumnos/as preparan un cuentacuentos colectivo con el relato para leérselo a compañeros de otras clases. Tras la lectura, se forman grupos heterogéneos entre las dos clases y se reparte a cada uno un párrafo del cuento. El grupo realizará la viñeta correspondiente, de forma que, al exponer todas las viñetas en un corcho, se compone la historia. (Es cómodo numerar los párrafos que se les dan y poner el mismo número a la viñeta correspondiente. Los párrafos se pueden cortan directamente de la misma hoja para no hacer más fotocopias.) Ver: Revista Digital – Talleres- "Cómo animar la lectura expresiva en el aula".
LA NIÑA CIEGA Y EL ELEFANTE
Aquella mañana la maestra decidió llevar a los niños al zoo.
  • Allí, en mitad de unos jardines, hay una estatua de un animal. – les dijo - Quiero que os vendéis los ojos antes de verla y luego, tocándola, expliquéis de qué se trata.
  • Pero... Sofía... ella... No tendrá que vendarse los ojos... – comentaron todos.
  • Exacto. – dijo la maestra – La idea es que vosotros os pongáis en el lugar de Sofía. Intento que imaginéis cómo sienten el mundo las personas ciegas como ella.
Una vez en el jardín del zoo, todos, con sus pañuelos cubriéndoles la vista, se acercaron a la estatua. Bueno, todos no, porque Sofía, precisamente, permaneció unos metros apartada, quieta, escuchando con una sonrisa los comentarios que hacían sus compañeros.
Una niña tocó una especie de costado alto y dijo: “Es algo como una pared.”
Un niño palpó lo que podría ser un colmillo y comentó: Esto parece una espada.”
Otra niña tocó una cosa parecida a una trompa y añadió: “Es largo y redondo como una serpiente.”
Otro alcanzó una pata y dijo: “¡Es como un enorme tronco!”
Un quinto niño notó una gran oreja y gritó, ya un poco impaciente: “¡Venga, que no dais ni una! ¡Esto es como un abanico!”
El sexto cogió el rabo y sentenció triunfante: “¡Vamos, vamos! ¡Pero si no es más que una cuerda!”
En vista del desconcierto, decidieron preguntar a la niña ciega, confiando en su habilidad para reconocer objetos a través de tacto.
-      ¡Sofía, vamos! – dijeron de pronto todos a la vez – ¡Ven tú también a palpar la estatua! ¡Seguro que comprendes mejor que nosotros de qué se trata!
Entonces, la niña ciega, sin dar un sólo paso ensanchó aún más su divertida sonrisa y exclamó: ¡Es un elefante!
Sus compañeros se retiraron la venda de los ojos y, al comprobar que tenía razón, la contemplaron atónitos.
-  ¡Pero... si ni siquiera te has acercado! ¿Cómo puedes saberlo?
- Ningún otro animal – añadió Sofía- me privaría del calor del sol y me protegería del viento, de la misma forma.
Adaptación de la fábula clásica india Los ciegos y el elefante, de J.G. Saxe –Noviembre2013
  




Taller de Diversidad 3. Discapacidad Auditiva.

 El anillo de Papá

Carmen Espinosa Ballestero. Maestra de Educación Primaria. 

04 enero 2014 5
Ofrecemos este Taller de Diversidad con dos objetivos: trabajar la comprensión lectora y educar en la igualdad.La necesidad desesperada de no ser distinto o distinta a sus iguales es parte de la inmadurez de los niños y niñas.  Si, además, perciben cotidianamente los prejuicios discriminatorios de los adultos, asumir las diferencias como naturales empieza a convertirse en inalcanzable.
Materiales: Seis relatos breves, centrados cada uno en una diferencia (física, intelectual, visual, auditiva y motriz) para trabajar en clase.
Desarrollo:
Primera posibilidad: Los alumnos/as leen el relato individualmente y realizan un cuestionario de comprensión lectora que previamente se prepare.
Segunda posibilidadLa profesora lee dos veces el relato. Tras la escucha, los alumnos/as dibujan cuatro viñetas en un folio resumiendo la historia con dibujos, bocadillos y texto. (Es cómodo pedirles que doblen la hoja dos veces y repasen las marcas con el lápiz)  Después se recogen los trabajos para exponer en clase y se abre un debate sobre la diversidad.
Tercera posibilidad: Los alumnos/as preparan un cuentacuentos colectivo con el relato para
ser leído a compañeros de otras clases. Tras la lectura, se forman grupos heterogéneos entre las dos clases y se reparte a cada uno un párrafo del cuento. El grupo realizará la viñeta correspondiente, de forma que, al exponer todas las viñetas en un corcho, se compone la historia. (Es cómodo numerar los párrafos que se les dan y poner el mismo número a la viñeta correspondiente. Los párrafos se pueden cortan directamente de la misma hoja para no hacer más fotocopias.) Ver Revista Digital – Talleres- “Cómo animar la lectura expresiva en el aula”.
EL ANILLO DE PAPÁ
Cuando Marina comprendió que se estaba quedando completamente sorda (la pediatra se lo había dicho a papá: “Ese antibiótico ha causado mucho daño a la pobre niña”), se empeñó en un callado aprendizaje de los ritmos de los días y las costumbres de la gente, para seguir oyendo con la memoria, cuando ya no se lo permitieran los invisibles algodones que iban colmando sus oídos.
Más tarde, había de descubrir el auxilio imprevisto de los olores, que se definieron en el
silencio como una fuerza mucho más convincente que los sonidos y ruidos imprecisos. Junto a la ventana abierta sabía cuándo se acercaban las vacas al abrevadero, antes de que los demás reparasen en el to-lónde los distantes cencerros. Y, en la cocina, notaba cuando la leche estaba a punto de hervir, sin necesidad de mirar. Precisaba con tanta seguridad lo que ocurría a su alrededor, que ella misma se olvidaba a veces de que era sorda.
Mientras los otros andaban descuidadamente por todos lados, Marina los vigilaba con sus cuatro restantes sentidos para que nunca la tomaran por sorpresa. Así, al cabo de algún tiempo, descubrió que la familia repetía todos los días, sin darse cuenta, los mismos recorridos, los mismos actos, y casi  los mismos gestos a las mismas horas. Y sólo cuando se salían de esa meticulosa rutina... ¡corrían el riesgo de perder algo!
De esa forma, ocurrió un día que papá alborotó la casa entera porque había perdido su anillo de boda.  Marina vio su cara consternada por el disgusto, y recordó que lo único distinto que había hecho papá aquel día, había sido sacudir las alfombras de sus hermanos pequeños, porque uno de ellos había descubierto una cucaracha la noche anterior.
Como los niños asistieron a la limpieza, Marina pensó que papá habría puesto el anillo en el único lugar en que ellos no podrían alcanzarlo: la repisa.
Papá, en cambio, lo había buscado únicamente pensando en lo que solía hacer, sin saber – como Marina ya había comprobado – que las cosas se pierden cuando algo inesperado se cuela en las rutinas diarias.
La niña sorda se dirigió sin vacilar a la balda del dormitorio de los niños, y alargó triunfante el anillo a papaíto, que no sabía si reír o llorar.
Transliteración de un pasaje de Cien Años de Soledad.
Imágenes tomadas de Pixabay.



Taller de Diversidad 4. Discapacidad de movimiento. 

Pulseras de colores

Carmen Espinosa Ballestero. Maestra de Educación Primaria. 

La necesidad desesperada de no ser diferente dentro de su grupo social es parte de la inmadurez de los niños y niñas.  Si, además, perciben cotidianamente los prejuicios discriminatorios de los adultos, asumir las diferencias como naturales empieza a convertirse en inalcanzable.
Ofrecemos este Taller de Diversidad con dos objetivos: trabajar la comprensión lectora y educar en la igualdad.
Materiales: Seis relatos breves, centrados cada uno en una diferencia (física, intelectual, visual, auditiva y motriz) para trabajar en clase.
Desarrollo:
Primera posibilidad:Los alumnos/as leen el relato individualmente y realizan un cuestionario de comprensión lectora que previamente se prepare.
Segunda posibilidad:La profesora lee dos veces el relato. Tras la escucha, los alumnos/as dibujan cuatro viñetas en un folio resumiendo la historia con dibujos, bocadillos y texto. (Es cómodo pedirles que doblen la hoja dos veces y repasen las marcas con el lápiz)  Después se recogen los trabajos para exponer en clase y se abre un debate sobre la diversidad.
Tercera posibilidad:Los alumnos/as preparan un cuentacuentos colectivo con el relato para ser leído a compañeros de otras clases. Tras la lectura, se forman grupos heterogéneos entre las dos clases y se reparte a cada uno un párrafo del cuento. El grupo realizará la viñeta correspondiente, de forma que, al exponer todas las viñetas en un corcho, se compone la historia. (Es cómodo numerar los párrafos que se les dan y poner el mismo número a la viñeta correspondiente. Los párrafos se pueden cortan directamente de la misma hoja para no hacer más fotocopias.) Ver Revista Digital – Talleres- “Cómo animar la lectura expresiva en el aula”.
PULSERAS DE COLORES
  Los niños levantaron la vista de sus dibujos cuando la directora entró en clase. La observaron acercarse al profesor, y dirigirse a él en un susurro que les dejó sin saber qué pasaba. Éste la escuchó mirando al suelo, con los brazos cruzados contra el pecho. Luego, clavó en ella una mirada airada y espetó:
- Pero ¿dónde?, ¿dónde lo meto?- Fermín, el tutor de 3º, visiblemente contrariado, no hizo por su parte el menor esfuerzo porque no le oyeran.
 ¿Meter qué?, pensaron los niños.
- ¿Cuándo? ¿Ahora? ¡Tú estás trastornada!- proseguía el profesor sin el menor recato.
La cosa debía ser grave. Treinta pares de ojos asombrados contemplaban la escena en silencio.
La directora suspiró y explicó algo más a Fermín manteniendo la voz muy baja, encogiéndose de hombros y mostrando las palmas de las manos hacia arriba.
-Vale. Pues, vale. – dijo él con resignación, mientras ella ya salía de la habitación a zancadas.
- ¡Será que nos van a poner otra vez las estanterías de la biblioteca! sentenció una niña en un suspiro.
El profesor, indiferente al murmullo que empezaba a levantarse, se acercó a la ventana, apoyó un hombro en la pared, y miró largamente hacia las distantes lomas, cuajadas de pinos y retama.
- Recoged que ya es la hora.- dijo sin moverse de allí.
- Fermín ¿Qué nos van a traer?
- Recoged.
Por fin les miró y, por primera vez en todo el rato, sonrió.
 - Anda, mañana hablamos.
Pero al día siguiente no hubo tiempo para hablar porque, justo cuando Fermín empezó a decir: - Vamos a remodelar la clase. Hay que hacer sitio aquí en este lado porque vamos a..., se oyó un traqueteo metálico por el pasillo, y unos nudillos golpeando la puerta. Fermín alargó teatralmente el brazo hacia y siguió: - Pues esto mismo: vamos a tener un nuevo compañero, de quien ni siquiera he podido hablaros, porque así son las cosas…
- ¡Efectivamente! – Contestó la directora empujando dentro de la clase una silla de ruedas con un niño delgado y con gafas sobre ella– Chicos: os presento a Alberto.
Conque eso era: un niño nuevo sentado en una aparatosa silla de    discapacitado que, desde luego, ocupaba mucho: los de su fila no podían pasar por detrás, y los de atrás no podían echarse más hacia el fondo. Acabó poniéndose él sólo en el escueto pasillo que quedaba entre los pupitres y el armario, entrando el último y saliendo el primero, con una mesa más alta que el resto, que había que poner de lado para pasar. 
Para bajar al patio, se dejaba su silla en el primer piso y el propio Fermín, lo llevaban en brazos por las escaleras, para sentarlo en otra silla de ruedas que dejaban en la planta baja. Y, cuando tenía que ir al servicio, también los mayores debían acompañarle.
Por lo demás, era un alumno aplicado, simpático y tranquilo que enseguida cayó bien a todo el mundo. En el patio empujaban la silla entre varios y jugaban al pilla pilla, o se quedaban hablando con él, cuando no había balón para jugar  al fútbol. Algunos ratos Alberto se quedaba solo, y los profesores lo ponían al sol, cerca de ellos.
Pero pronto Susana y Mari Luz, de su misma clase, se hicieron estupendas amigas del niño.  Alberto, como no podía moverse, había aprendido a hacer unas preciosas pulseras con tiras de plástico de colores, y unos estupendos animales de papel, cuya técnica enseñó a las dos niñas en cuanto se lo pidieron.
Su madre, que acababa de instalarse en el pueblo, estaba encantada con que Alberto pudiera ir al colegio con sus vecinos. Explicaba que, donde vivían antes, tenían que ir a un colegio especial, muy alejado de su barrio.
Un día, Susana oyó a su propia madre hablando en la calle con otras mamás. Se trataba de Alberto. Al parecer, tampoco le iban a dejar quedarse allí porque el colegio “no estaba preparado para sillas de ruedas”.
- Mamá, entonces ¿Alberto va a marcharse? No queremos que se vaya, mamá. Pero ¿por qué? – repetía Susana esa noche.
- Porque en el
colegio no hay rampas para su silla, ni barras para agarrarse en el váter –decía su madre.
- ¡Pues nosotros le ayudaremos!
- Que no, hija. Que la cosa no es tan fácil… Si el colegio no cumple la normativa de supresión de barreras arquitectónicas, y asistencia al discapacitado por personal especializado, entonces, no le dejan quedarse.
Susana se lo explicó por la mañana a Mari Luz y también a algunos otros que se arremolinaron alrededor, a la entrada del colegio.
- … que le van a echar porque el colegio es denormales – resumía la niña a su manera – y que nosotros no le podemos ayudar porque no somos alcaldes.
- Fermín – preguntaron ya en clase, antes de que la silla de ruedas llegara hasta dentro -¿por qué Alberto…?
- No sé. No os puedo decir nada. No sé. - El profesor parecía otra vez aturdido, como sorprendido por decisiones en las que él no había podido participar- Este colegio no está preparado para él. Necesitaríamos que se tomaran algunas medidas que no dependen de nosotros sino del Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León y el inspector ¡Ya veis!
El niño seguía asistiendo a clase pero, consciente del revuelo que se había organizado, estaba cada vez más callado, mostrando una permanente expresión de tristeza tras sus gafas redondas.
Y llegó el día en que Fermín les contó que había que hacerle una despedida. Le hicieron un dibujo firmado por todos, se sacaron una foto de la clase de recuerdo y se compraron galletas de chocolate para merendar. 
Pero todos estaban tristes tan tristes que aquello, más que una fiesta, parecía un castigo.
Al día siguiente, Alberto ya no volvió.
Fue entonces cuando los niños de 3º supieron lo que era una manifestación. El AMPA habló con la directora y, a la hora del recreo, se fueron al Ayuntamiento. Llevaban una pancarta que decía TODOS IGUALES. TODOS DIFERENTES. Y allí, en la plaza, frente al balcón de las banderas, se pusieron a gritar: UNIDAD, UNIDAD. ALBERTO,  ALBERTO.  
Y, por fin, les dijeron que se iba a poner un ascensor en el hueco de la escalera que daba al patio, y que se iba a hacer un váter especial, para que él pidiera agarrarse a unas barras. Mientras tanto, Alberto podría acabar el curso en el mismo colegio, pues se había convenido con su madre que ella ayudara en los recreos hasta entonces.
El día que Alberto volvió a clase, se organizó tal fiesta que, según cuenta el panadero, ¡aún la están celebrando!
(Relato original). lhotellerie@hotmail.com
Imágenes tomadas de Pixabay.



Taller de Diversidad 5. Discapacidad intelectual

Carmen Espinosa Ballestero. Maestra de Educación Primaria. 

By Vanellus Foto (Own work) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons
Ofrecemos este Taller de Diversidad con dos objetivos: trabajar la comprensión lectora y educar en la igualdad.La necesidad desesperada de no ser diferente dentro de su grupo social es parte de la inmadurez de los niños y niñas.  Si, además, perciben cotidianamente los prejuicios discriminatorios de los adultos, asumir las diferencias como naturales empieza a convertirse en inalcanzable.
Materiales: Seis relatos breves, centrados cada uno en una diferencia (física, intelectual, visual, auditiva y motriz) para trabajar en clase.
 Desarrollo:
Primera posibilidad:Los alumnos/as leen el relato individualmente y realizan un cuestionario de comprensión lectora que previamente se prepare.
Segunda posibilidad:La profesora lee dos veces el relato. Tras la escucha, los alumnos/as dibujan cuatro viñetas en un folio resumiendo la historia con dibujos, bocadillos y texto. (Es cómodo pedirles que doblen la hoja dos veces y repasen las marcas con el lápiz)  Después se recogen los trabajos para exponer en clase y se abre un debate sobre la diversidad.
Tercera posibilidad:Los alumnos/as preparan un cuentacuentos colectivo con el relato para leérselo a compañeros de otras clases. Tras la lectura, se forman grupos heterogéneos entre las dos clases y se reparte a cada uno un párrafo del cuento. El grupo realizará la viñeta correspondiente, de forma que, al exponer todas las viñetas en un corcho, se compone la historia. (Es cómodo numerar los párrafos que se les dan y poner el mismo número a la viñeta correspondiente. Los párrafos se pueden cortan directamente de la misma hoja para no hacer más fotocopias.) Ver Revista Digital – Talleres- “Cómo animar la lectura expresiva en el aula”.
LA CUEVA IMPOSIBLE
- Mamá, Irene tiene un muñeco que se ríe. – dijo la niña.
- ¡Come!- contestó su madre.
- …Y una sillita rosa.- insistió la hija.
- ¡Que comas!- repitió su madre por toda respuesta.
- …Y una cuna de juguete ¿Podemos ir luego a su casa, mamá?- prosiguió la niña con determinación.
Entonces, fue la tía Berta quien contestó, pero tampoco ella parecía estar oyendo nada. Nada en absoluto.
-  ¡Mejor estáis en la calle!- Eso fue todo lo que se le ocurrió decir.
Clara y su hermano Juan estaban encantados con su nueva amiga Irene, la hija de los panaderos de Atienza. Sin embargo, desde que llegaron allí a pasar las vacaciones, cuando hablaban de Irene a su madre y a su tía, las dos parecían completamente sordas.
Esa misma tarde, empujando por el pasillo un perrito de peluche, Clara alcanzó a oír la conversación de las dos mujeres
By Wilfredor (Own work) [CC0], via Wikimedia Commons
trajinando en la cocina:
-No ellos no lo notan. -decía la tía Berta- Es que para ellos Irene es normal.
-Bueno, mujer. La pobre... Déjalo estar.
- Es que luego se pone violenta...
- Anda, anda. Son niños, pegará como todos.
- ¡Que no! ¡Que tú no has visto qué rabietas, esta Irene! Es que les puede hacer daño. Y tiene más fuerza que Juan.
-¡Berta, no exageres, mujer!...
-Ya me lo contarás... Pero si es como un niño pequeño, que ni se entiende cuando habla, pero, claro, con una fuerza que...
- ¡Bueno, no será para tanto! ¡Y cállate ya, por Dios, que te van a oír los niños!
La pequeña trifulca del otro lado de la puerta provocó en Clara una desazón imprecisa. Levantó al perrito y le dijo mirándolo a los ojos con solemnidad: – Irene es muy buena ¿sabes? Di Guau. Guaau Así. Guaau
Por la noche, Clara volvió a preguntar acerca su amiga.
- Mamá, ¿Por qué Irene habla tan mal? ¿Es que es china?
- ¡Que es mongólica, ya está! – disparó la tía.
- ¡Berta, mujer!- gritó mamá para hacerla callar.
- Es que tiene los ojos de china…–insistió la niña sin entender la explicación.
-…Y tiene la lengua muy grande – dijo Juan – y también es tartamuda, que lo dice Valeriana.
By Kari Reine (Kari Reine) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0-2.5-2.0-1.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons
- ¡Ay, también esa Valeriana habla más que quiere, Jesús!- añadió la tía Berta censurando a la vecina de la casa de al lado- ¡Esa sí que no es tartamuda, que tiene la boca como un buzón!
***
El calor doblegaba la tarde en el pueblo. Clara, su hermano Juan y su amiga Irene jugaban en los soportales de la plaza, al resguardo del sol, mientras que los mayores sesteaban en sus casas.  Un viejo cajón de la panadería, lleno de arena, y un cubo con agua de la fuente, era suficiente para pasar el tiempo haciendo tartas y pasteles.
- Irene ¿En este pueblo hay una cueva? - preguntó Juan.
- No zse...- contestó ella.
- Es que en todos los pueblos hay una cueva – explicó el niño – Una “cueva imposible”, porque nadie la encuentra, que tiene chucherías que cuelgan del techo, lo dice Valeriana.
-¡Pues tenemos que encontrarla, y llevaremos una bolsa para llenarla de chucherías!-  propuso Clara entusiasmada- ¡Y haremos una fiesta, que va a ser tu cumpleaños, Juan!
¡Zsiiii!  E callillo, allí – les explicó Irene señalando las ruinas del castillo, visibles desde la plaza.
- ¿Hay una cueva imposible cerca del castillo, Irene?
Zsi e ca-ca-llillo.
***
- A ver. Pan con jamón. – Los brazos de la tía Berta les pusieron de pronto unos bocadillos ante los ojos.
- ¡Pues yo quiero chuches! – dijo Juan.
- ¡Y yo!- añadió Clara.
- ¡Y yy-yo! – dijo también Irene riendo como los demás.
  -¡Sí, chuches para merendar!- respondió la tía Berta- ¡Estáis buenos! Y tú, Irene, a ver qué mocos tienes...  - La niña levantó la mirada mostrando la cara especialmente sofocada- ¿No tendrás fiebre?
- E temm-moto… -dijo Irene.
- ¡Madre, qué dirá!- suspiró la tía.
- ¡El termómetro! – dijo Clara.
- Ah, si tú lo dices...- añadió la tía Berta sin mucho interés.
Pero, en efecto, Irene, que tenía la salud quebradiza, se había cogido una gripe en pleno verano. Así quedurante dos días dejó de salir a jugar a la plaza.
Fue entonces cuando desaparecieron los niños.
By Rob Kay (en:User:Excalibur) (en:Image:Drill.jpg) [GFDL (www.gnu.org/copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/)], via Wikimedia Commons
No estaban en los soportales, ni en la fuente, ni en los bancos bajo el sauce, ni en las escaleras de la Iglesia. A la hora de la siesta, nadie en el pueblo se había cruzado con ellos.
Cayó la tarde y empezó a refrescar. Los primeros gritos de la madre y la tía llamando a los niños airadas, habían dado paso a una abierta angustia de las dos mujeres. “Esto no puede estar pasando” musitó la madre, presenciando cómo el alcalde organizaba una búsqueda ordenada. La tía Berta, pálida y con la respiración entrecortada, intentaba a su lado dominar el llanto: “No pueden estar lejos, mujer”.
Pero la meseta alcarreña se extendía alrededor del pueblo como un acartonado mar de campo, revelando, de pronto, a la aterrada madre la infinidad de cárcavas, barranquillos, pliegues y recovecos que era capaz de albergar. ¡El río, Dios Santo, el río...! ¡Que alguien mire por la orilla del río! ¡La carretera general! ¡Preguntad en la gasolinera si los han visto pasar!
Irene salió a la calle aún con fiebre, atraída por el revuelo, momentáneamente olvidada por los mayores.
- Mma-má – tiró del brazo de su madre con insistencia – Mma-má.
- Ay, espera. Anda, vete a casa, que estamos muy preocupados. – contestó ella.
-¡Mammmáá!
- ¡Calla, ahora, por favor!
La tía Berta contempló a la niña transida de impaciencia.
- ¡A ver si ahora le va a dar una pataleta! ¡Qué inoportuna es la pobre! ¡Claro, como no entiende...!” – musitó.
Pero la madre de Clara y Juan, dejando de repente de sollozar, se había quedado quieta mirando a la niña. Se agachó frente a ella y la cogió por los hombros:
- Irene ¿Tú sabes dónde están Clara y Juan?
(Contemplando impotente lo que ya le parecía una escena grotesca, la tía negaba con la cabeza).
- E callillo. A queva ipopible.
- ¡Qué va a saber! ¡Si lleva dos días sin salir...!
-¡Cállate, Berta! – gritó la madre. Luego, tragó saliva y se dirigió en voz muy baja a la niña:
Irene, ¿dónde?
- E callillo. A queva ipopible.
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- ¿Qué quiere decir? – exclamaron las dos mujeres a la vez.
Agazapados entre unas rocas, frente al cortado vertical de una profunda cárcava, encontraron a Clara y Juan...“junto al castillo, cerca de la Cueva Imposible”.
 - ¿Pero, cómo se os ocurre...?– decía su madre – ¡Estáis helados!
Con un hilo de llanto agotado, Cara acertó a contestar:
- Te prometo que nunca más nos escaparemos. ¿Os dijo Irene que buscarais por el castillo, verdad?

***
-¡E lob-bo c-cosa!
- ¿El “lobo cosa”? Claro, bonita. Un globo rosa para ti, corazón. -decía la tía Berta en la fiesta de cumpleaños de Juan- ¿Ves cómo la entiendo? Es lo que yo siempre he dicho, en seguida se la entiende.  Toma guapa, el globito rosa. Hala, bonita ¿quieres algo más?


Taller de Diversidad 6. Conocerse a uno mismo

Carmen Espinosa Ballestero. Maestra de Educación Primaria. 

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Cerramos este Taller de Diversidad llevando a los niños/as a reflexionar sobre la propia identidad. A través de un relato en el que la protagonista descubre súbitamente su verdadera naturaleza, los alumnos/as son expuestos a la idea de conocerse y aceptarse a uno mismo. Aunque no serán capaces de manejar el concepto, sí empezarán a intuir su significado y su trascendencia.

Estaremos encantados de preparar más relatos sobre otros temas que necesitéis, o sobre anécdotas o experiencias vuestras con las que os gustase que hiciéramos un cuento. (Enviad sugerencias a lhotellerie@hotmail.com).
Buscando impartir inteligencia emocional a través de la animación a la lecto-escritura, apuntamos varias posibilidades para explotar este material:
Primera posibilidad: Los alumnos/as leen el relato individualmente y realizan un cuestionario de comprensión lectora que previamente se prepare.
Segunda posibilidad: La profesora lee dos veces el relato. Tras la escucha, los alumnos/as
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dibujan cuatro viñetas en un folio resumiendo la historia con dibujos, bocadillos y texto. (Es cómodo pedirles que doblen la hoja dos veces y repasen las marcas con el lápiz) Después se recogen los trabajos para exponer en clase y se abre un debate sobre la diversidad.
Tercera posibilidad: Los alumnos/as preparan un cuentacuentos colectivo con el relato para leérselo a compañeros de otras clases. Tras la lectura, se forman grupos heterogéneos entre las dos clases y se reparte a cada uno un párrafo del cuento. El grupo realizará la viñeta correspondiente, de forma que, al exponer todas las viñetas en un corcho, se compone la historia. (Es cómodo numerar los párrafos que se les dan y poner el mismo número a la viñeta correspondiente. Los párrafos se pueden cortan directamente de la misma hoja para no hacer más fotocopias.) Ver Revista Digital – Talleres- "Cómo animar la lectura expresiva en el aula".

LA CORDERITA LEONOR

La cigüeña volaba con dificultad. Gracias a la gran visera de su gorra el sudor no le mojaba la frente.
- ¡Nunca he llevado una carga tan pesada! – Se lamentó - ¡Parece que me han metido piedras
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en esta sábana en vez de corderitos!
¡Ajá! Allí abajo, en aquel verde prado, unas cuentas ovejas miraban ansiosas al cielo.
-¡Buenos días, señoras! – saludó la cigüeña mientras, por fin, aterrizaba librándose del peso del hatillo. -¡Y enhorabuena!
La cigüeña repartió los corderitos a sus mamás ovejas, consultando su lista de entrega.
- Esto... ¡disculpe, señora! – Dijo a una entusiasmada mamá - ¡Se ha producido un lamentable error! Lo siento pero esa corderita color canela no es suya. Me temo que esta vez no hay nada para usted.
La oveja frunció el ceño y la contempló indignada. De pronto, hizo ademán de ir a embestir a la pobre cigüeña.
- ¡No se preocupe, se la queda, se la queda! ¡Faltaría más! – Dijo la asustada cartera – ¡Buenos días a todas! – Y levantó precipitadamente el vuelo.
Y así fue como la pequeña Leonor llegó a este mundo.
Era una corderita verdaderamente grandota, tanto que sus amigos jugaban a subirse sobre su espalda, pues Leonor tenía un carácter dulce como la miel. Nunca abusaba de su fuerza y disfrutaba correteando por la pradera, persiguiendo mariposas y haciendo preciosos ramos de flores para su madre.
A medida que pasaban los meses, la diferencia de tamaño con sus hermanos se acentuaba. Todos contaban con ella para realizar las tareas que requerían de su inusual energía, como empujar la puerta de un cercado o, simplemente, dar calor a los más pequeños durante las frías noches del invierno. Leonor, sonriente y cariñosa, estaba encantada de ayudar a los demás. Era una ovejita feliz que no se enfadaba nunca.
Pero una tarde algo vino a perturbar la paz de aquellos prados: ¡El lobo!
-¡Leonoooor!- llamaban las ovejas – ¡El lobo ha acorralado a tu madre delante del barranco! ¿Qué podemos hacer?
La pobre Leonor fue corriendo hasta el despeñadero, y observó desesperada la escena.
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- ¡Señor lobo! ¡Deje a mi mamá, por favor! – suplicó aterrada.
Sin embarago, el lobo ni siquiera volvió la cabeza para ver de dónde venía aquel tímido ruego.
-¡LEONOR! – gritó su madre cuando la vio.
Entonces, la ovejita sintió una especie de huracán envolviendo su cuerpo de patas a cabeza. Notó una extraña fuerza interior que empujaba su garganta. Abrió la boca desencajada y dejó salir por ella tal poderoso rugido de leona que el suelo tembló y las piedras se resquebrajaron.
- ¡¡JUUUUAAAAAAJJJJJJJ!
El lobo huyó despavorido y jamás volvió a ser visto por aquellos pastizales.
El rebaño aclamó y vitoreó a la joven leona de tal manera, que se acabó haciendo una fiesta
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en su honor que duró tres días. Sin embargo, Leonor siguió siendo tan modesta y simpática como hasta entonces. Eso sí: enseñó a rugir a todas las ovejas del rebaño que, entusiasmadas, organizaron turnos para ir a sus clases.
Cuando, después de un tiempo, el pastor vio a un lobo corriendo delante de tres ovejas que no paraban de reír, soltó el bastón y se puso a reír él también hasta que le dolieron las costillas.
(Inspirado en un cuento tradicional)